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*DE AÑORANZAS Y PESARES - "LA ROCA DEL ADIOS" (fragmento)

Los cuervos callaron de manera brusca.
—Venid acá —repitió el rey.
El conde de Utanyeat no podía separar la vista de la espada. El resto de la habitación se había hecho gris e insustancial. El arma parecía arder sin luz y daba al ambiente la pesadez de la piedra.
—¿Vais a matarme ahora, Elías? —preguntó Guthwulf con dificultad—. ¿Queréis evitarle ese trabajo a Pryrates?
—¡Tocad la espada, Guthwulf —ordenó el rey, con unos ojos que se diría que brillaban mas a medida que se oscurecía el aposento—. Acercaos y tocad la espada. Entonces lo entenderéis.
—No —contestó el conde débilmente, viendo con horror cómo su brazo se movía hacia adelante, como si tuviera una voluntad propia—. No quiero tocar esa maldita arma...
Pero su mano rodeaba ya la horrible y casi opaca hoja.
—¿Maldita? —rió Elías, con una voz que parecía lejana, al mismo tiempo que tomaba la mano del amigo con la delicadeza de un amante—. ¿A que no lo adivináis? ¿Sabéis cómo se llama esta espada?
Guthwulf vio que sus propios dedos estrechaban la desigual superficie metálica, y un mortal escalofrío le subió por el brazo, como si incontables agujas de hielo pincharan su carne. Y después del frío llegó una ardiente negrura. La voz de Elías pareció desvanecerse en la distancia.
…Jingizu es su nombre. Su nombre es Dolor…
En medio de la angustiosa niebla que envolvía su corazón, penetrando a través de la manta de escarcha que le cubría los ojos, los oídos y la boca, Guthwulf percibió el escalofriante canto de triunfo de la espada. Zumbaba dentro mismo de su persona, débilmente primero, pero cada vez con más intensidad… Una terrible y potente música que se adaptaba a sus ritmos y luego los devoraba, que sofocaba sus flojas y simples notas hasta absorber toda la canción de su alma en una oscura y triunfal tonada.
Dolor cantaba en su interior, llenándolo… El conde la oyó hablar dentro de sí, con su propia voz, como si él se hubiera convertido en la espada o la espada se hubiera convertido en Guthwulf. Dolor estaba viva y buscaba algo. También buscaba algo Guthwulf: había sido absorbido por la extraña melodía… Él y la espada eran una sola cosa.
Dolor buscaba s sus hermanas.
Y las halló.

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