
estremeció.
Miró con fijeza la fotografía por un rato. Estaba por cerrar el libro cuando lo de diciembre volvió a ocurrir.
En la fotografía, los ojos de George se movieron. Buscaron los de Bill. Su sonrisa importada, de fotografía, se convirtió en una horrible mueca libidinosa. Su ojo derecho se cerró con un guiño: "Nos veremos pronto, Bill. En mi armario. Tal vez esta noche."
Bill arrojó el libro al otro lado de la habitación y se cubrió la boca con las manos.
El álbum chocó contra la pared y cayo al suelo, abierto. Las páginas se volvieron, aunque no había corriente de aire, y el libro quedó mostrando otra vez esa horrible foto, la que rezaba: "Amigos de la escuela, 1955-1958." La foto empezó a sangrar.
Bill quedó petrificado. Quiso gritar, pero de su boca sólo surgieron débiles gemidos. La sangre corrió por la página y comenzó a gotear al suelo.
Bill huyó de la habitación.
Que buen libro!
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